Diferentes como agua y aceite,
complementos como el Ying y el Yang,
a veces soñadoras incansables,
otras como luchadoras en Knock Out.
Pero siempre en mi camino, siempre en tu camino,
palabras, lágrimas, sonrisas, payasadas,
miles de cosas pasaron por estos ojos que recuerdan
que cada instante compartido trae la seguridad
del amor eterno, de lo incondicional.
No te asustes, no llores si mañana doy mi vida por vos,
tu amor eterno merece eso y mucho más
y si mañana no me ves no pienses que no estoy,
viviré en tu corazón, en tus recuerdos y en las miradas cómplices.
Eternamente en la inocencia y la frescura de esa primera impresión,
aquella que dejó un sello en nuestros corazones y te inmortalizó
en el cielo de Lauralandia, donde te convertiste en estrella.
Una y mil veces, una y mil gracias por existir a mi lado,
porque te hice posible entre quienes amo
hoy te dedico la vida, mi tiempo, mis alas
para volar por siempre hacia el mundo de la amistad eterna.
Dedicado a mis amigos del alma.
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