jueves, 10 de septiembre de 2009

Almo(hadas)


- La madrugada pasada entré y estabas tirada en el suelo. Supongo que te habrás quedado dormida. Una lástima, tenía mil cosas que contarte y otras cien mil que consultarte.

- Y claro, si vos venís a cualquier hora… ¿Cómo no me voy a quedar dormida?

- ¿Y hoy qué te pasó que estás despierta? Ya casi amanece y vos seguís toda
desarropada y con postura de novia enojada por la tardanza de su enamorado.

- No sé. Hoy supuse que algo te pasaba, sentí que me querías preguntar algo y decidí quedarme a esperar.

- ¡Cómo me conocés!, ni que estuviese hablando conmigo misma…

- Y sí. Venís todos los días con mambos distintos, me despertás, te escucho, te doy mi opinión…Igual, no sé para qué. Al final hacés lo que se te canta.

- Bueno…Pero creéme que sos de mucha ayuda.

- Sí, claro, blah, blah, blah… A ver…contame.

- Escribí una carta que no me animo a mandar.

- ¡Ajah! ¿Es para la persona del otro día?

- Si, para esa persona.

- ¿Y por qué no te animás?

- Porque no sé si él va a entender mis razones. Además, no sé qué parte de la carta es completamente real y cuál es producto de un intento de algo más.

- ¿Y qué pensás hacer?

- La voy a dejar ahí guardadita y en caso de que se me ocurra mandarla lo voy a pensar dos veces.

- Bueno, mientras vos te sientas bien y creas que hacés lo correcto…

- Sí, tenés razón.

- Che…¿Y cómo va eso de la guitarra?, el otro día vi que la agarraste otra vez. Yo me puse a cantar pero no me escuchaste.

- No, perdón, no te escuché. Ahí va, hacía mucho que no tocaba. Me traía malos recuerdos. Se me está complicando esto de volver a tocar, es como si alguien hubiese borrado esa faceta de mi vida…apenas si recuerdo un par de acordes.

- Bueno, de a poco. No te presiones, ya va a salir. Lo bueno de todo esto es que noté que ya no lo tomás como algo negativo. La guitarra es ahora la fuente de bellos recuerdos, cada día estás un poquito mejor.

- Por suerte sí, voy sacando fuerzas desde donde puedo. Te quiero preguntar algo…

- Sí, decime.

- ¿Cómo es posible que siempre tengas una respuesta para todo?

- De la misma manera en que vos tenés una pregunta para todo. Así funciona la cosa, mi amiga.

- Bueno, gracias por responderme a cualquier hora.

- De nada. Pero tratá de no molestar tan tarde, preguntás mucho y yo necesito descansar.

- Tenés razón. Mirá la hora que se hizo. Mejor vamos a dormir… ¡Hasta mañana!

- Hasta mañana. Tratá de descansar, porque si seguís preguntando por adentro tuyo…sí, te voy a escuchar.

- Está bien, me voy a quedar en silencio.


Fotografía: Laura Cabrera

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