Amar está al principio. Puede que sea el inicio de la vida. Aparece como un mandato, en algún momento hay que amar. Lo visualizamos primero, es prioridad. ¡Amar, amar, y amar!
Inmediatamente sigue la palabra "temer". Amar implica temer al no ser correspondido, a amar por demás a alguien; pero ser amado y correspondido también causa temor. Amamos y tememos. Todo al mismo tiempo. Es como tomar un veneno y encontrar su medicina casi instantánea y constantemente.
¡Partir! Para partir hay que vencerle al temer, pero para animarse a amar hay que saber partir desde y hacia dónde -aunque este último se construya en el camino-. Encontrar esa ruta o animarse a caminarla aun sabiendo que nos podemos lastimar, ¡eso es valentía!, hay que transitarlo sin detenerse en detalles.
Aquello que nos enseñaron en la escuela sobre "amar, temer y partir" ahora cobra otro sentido: Para amar hay que partir, tomar la iniciativa, aunque ese camino este invadido de miedos. Quien ama, teme. Quien parte ama. Quien teme ya partió, y ama sin importar lo que pasará en los próximos segundos. Ya partió a ese juego macabro e inescrupuloso que representa el amor.
Fotografía: Laura Cabrera
Inmediatamente sigue la palabra "temer". Amar implica temer al no ser correspondido, a amar por demás a alguien; pero ser amado y correspondido también causa temor. Amamos y tememos. Todo al mismo tiempo. Es como tomar un veneno y encontrar su medicina casi instantánea y constantemente.
¡Partir! Para partir hay que vencerle al temer, pero para animarse a amar hay que saber partir desde y hacia dónde -aunque este último se construya en el camino-. Encontrar esa ruta o animarse a caminarla aun sabiendo que nos podemos lastimar, ¡eso es valentía!, hay que transitarlo sin detenerse en detalles.
Aquello que nos enseñaron en la escuela sobre "amar, temer y partir" ahora cobra otro sentido: Para amar hay que partir, tomar la iniciativa, aunque ese camino este invadido de miedos. Quien ama, teme. Quien parte ama. Quien teme ya partió, y ama sin importar lo que pasará en los próximos segundos. Ya partió a ese juego macabro e inescrupuloso que representa el amor.
Fotografía: Laura Cabrera
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