viernes, 6 de noviembre de 2009

Amar, temer, partir

Armonía en el camino

Amar está al principio. Puede que sea el inicio de la vida. Aparece como un mandato, en algún momento hay que amar. Lo visualizamos primero, es prioridad. ¡Amar, amar, y amar!
Inmediatamente sigue la palabra "temer". Amar implica temer al no ser correspondido, a amar por demás a alguien; pero ser amado y correspondido también causa temor. Amamos y tememos. Todo al mismo tiempo. Es como tomar un veneno y encontrar su medicina casi instantánea y constantemente.
¡Partir! Para partir hay que vencerle al temer, pero para animarse a amar hay que saber partir desde y hacia dónde -aunque este último se construya en el camino-. Encontrar esa ruta o animarse a caminarla aun sabiendo que nos podemos lastimar, ¡eso es valentía!, hay que transitarlo sin detenerse en detalles.
Aquello que nos enseñaron en la escuela sobre "amar, temer y partir" ahora cobra otro sentido: Para amar hay que partir, tomar la iniciativa, aunque ese camino este invadido de miedos. Quien ama, teme. Quien parte ama. Quien teme ya partió, y ama sin importar lo que pasará en los próximos segundos. Ya partió a ese juego macabro e inescrupuloso que representa el amor.



Fotografía: Laura Cabrera

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Vos decís?