martes, 4 de enero de 2011

La bicicleta


Siempre viajando
nunca volviendo
eterna nave del tiempo
no sabe mirar hacia atrás.
Oxidada y olvidada
duerme en el galpón
mientras cuenta a algunos tornillos
la historia del valiente corcel,
ese que retuvo mi infancia
y se la quedó, se la llevó.
Ella finalmente pudo más
y me la robó.
Guardó en su corazón de goma
todo el tesoro de los mejores años
que hoy teñidos de rojo tristeza
me observan desde aquella puerta
cada vez que piso el jardín.
Pero no los borro, los escondo
por si en algún momento
me genera terror esa idea de ser
ADULTA.

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