Algún día el sol se posará sobre mis hombros en la lejanía y me acariciarás en la soledad de algún cuarto en el que ya no esté. Ese día, apresurado por ser noche, me llevará en sus alas y me dejará allá, allá bien lejos donde no existe el destino.
Me va a recibir un hombre gigante. Me va a dar un pase de entrada a no sé dónde. Abrirá algún libro, me enseñará a pensar sin tiempo, a actuar sin guiones, a vivir sin equipaje. Allá, bien a lo lejos. Desde allá te voy a ver mientras acariciás ese cuerpo en la soledad de algún cuarto en el que ya no esté.
Yo digo que me gusta. Y que aunque quiere ser triste, no lo es. Es más bien de añoranza anticipada. Te quiero, Lau.
ResponderEliminarY sí. No se trata de la tristeza sino de un cambio de estado. El vivir sin tiempo hace que las cosas pasen siempre o no pasen nunca. Todo depende de cómo se mire. También te quiero.
ResponderEliminarMelancólico. Muy bueno, Lau.
ResponderEliminarGracias por pasar, Facu =)
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