El desayuno estaba listo. Eras vos. Los mirabas comerse toda tu vida. Cinco dedos, listo, ya no vas a poder señalar. Los asquerosos se deleitaban con cada parte de tu cuerpo. Los morbosos, exitados te desgarraban la piel, regurgitaban de tanta carne consumida y consumada. Vos los mirabas, al menos todavía podías verlos mientras te deglutían y contaban verdades, esas verdades que nunca imaginaste que formaron parte de tu vida, esas que nunca te contaron porque eras muy chiquita o por las perras casualidades de la vida. "Cría cuervos", dijo una vez mi abuela...y así fue como te sacaron los ojos. Tranquila, no lo vas a recordar...hace como media hora te comieron el coco.
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